Polímata

Enseñando se aprende


Ciencia lenta, libre y abierta

Ser investigador hoy en día conlleva una carga de trabajo titánica. Algunas de las tareas que se tienen que llevar a cabo son:

  1. Impartir una materia (e.g. preparar contenido, dar clases, calificar, asesorías, etcétera).
  2. Trabajo de tutor de tesis - probablemente de mas de un alumno -.
  3. Trabajo administrativo (e.g. solicitudes, formatos, revisiones, organizar eventos, etcétera).
  4. Obtener recursos (e.g. propuestas de proyectos).
  5. Acudir a eventos (e.g. congresos, simposios, etcétera).
  6. Investigar - si es que queda tiempo -.
  7. Publicar, publicar y publicar.

No dudo que haya quien pueda malabarear todas estas responsabilidades, pero para el resto de los mortales; y sobre todo, para los investigadores jóvenes, la vara de entrada a la academia es altísima. Uno pudiera argumentar que las 8 horas laborales, si se aprovecharan al 100%, serían suficientes, pero siendo honestos, ¿cuántos investigadores conocen que trabajen sólo 8 horas diarias? En lo personal, no conozco a ninguno; diría que rondan las 10 a 12 horas diarias por lo menos. No es un ritmo de trabajo sustentable y en muchos casos provoca el conocido burnout1. Esto es tan solo el reflejo del dogma actual de la academia, el famoso publish or perish (publicar o morir)2. Una idea que ha exacerbado la producción de material científico al tratar la ciencia como un negocio cualquiera donde la economía del conocimiento y las métricas deciden el futuro de los investigadores [1, 2].

¿Quién o qué es el responsable de esta crisis en la academia? No es una respuesta sencilla, pero considero que puede atribuirse a dos sucesos principalmente. En primer lugar, el nacimiento de la industria editorial científica; en segundo, el apogeo del Internet.

Originalmente, los trabajos de investigación eran plasmados en libros y no en artículos, puesto que implicaban un esfuerzo tremendo de años, décadas o hasta una vida entera de labores. No fue hasta la llegada de la industria editorial científica y su popularización en el siglo XX que se empezaron a utilizar los artículos como medio predilecto de publicación científica, desplazando a los libros [3-5].

Tiempo después llegaría el Internet, lo que paulatinamente permitiría la distribución masiva de información a escala global. Las editoriales científicas no desaprovecharon la oportunidad en absoluto; digitalizaron las publicaciones, los procesos de envío de trabajos, las evaluaciones por pares, e implementaron los indicadores bibliométricos3 (e.g. factor de impacto) - odiados por unos y amados por otros -. En resumen, la manera de hacer ciencia sufrió una transformación [5]. Sumémosle a esto la ideología neoliberal4, que había estado ganando fuerza desde 1980, y tenemos como resultado un mercado hipercompetitivo que utiliza la ciencia como moneda de cambio a expensas de los investigadores [6].

Las repercusiones no se hicieron esperar:

  • Editoriales y revistas predatorias o paper mills5 [5],
  • Privatización de la ciencia [6],
  • Producción desmedida [7]
  • Separación entre la ciencia y la sociedad [8],
  • Crisis de reproducibilidad [9, 10],
  • Fraude, plagio y duplicados [3],
  • Afectaciones de la salud mental en los investigadores [9],
  • entre otras.

Cada una es digna de su propio análisis por separado, pero me conformaré por dejarles las referencias de momento.

La buena noticia es que no todo está perdido. Como sabemos, todo ying tiene un yang, y en este caso el yang se llama ciencia lenta. Es un movimiento nacido a finales del siglo XX y principios del XI que aboga por cambios urgentes para detener esta crisis. Expone que la ciencia rápida, como llama a la forma de hacer ciencia actualmente, es contraproducente y ha tergiversado el verdadero significado de hacer ciencia. Entre los principales cambios que propone se encuentran los siguientes:

  • Ralentizar la ciencia. Ojo, lenta no significa poca. Significa hacer las cosas bien y en orden; garantizando resultados repetibles, replicables y reproducibles. El conocimiento no surge de la noche a la mañana y casi nunca es un proceso lineal; hay altibajos y retrocesos, pero son necesarios para seguir adelante. Hay que darles suficiente tiempo a los investigadores para pensar, analizar y discutir los avances científicos. Es preferible la calidad que la cantidad en la ciencia [9, 11].

  • Apertura en los procesos. Los procesos de evaluación de la ciencia deben ser abiertos y reestructurados para garantizar la transparencia y tiempo de análisis [2].

  • No a la economía del conocimiento y la privatización de la ciencia. La ciencia y el conocimiento son bienes universales que deben ser compartido (e.g. Acceso abierto, código abierto, datos públicos, multilingüismo, etcétera). La ciencia no debe regirse por agendas de corporaciones donde el fin justifica los medios. No significa que no pueda haber financiamiento privado, pero debe haber una regulación [2, 12, 13].

  • Basta de una ciencia todopoderosa ajena a la sociedad. La ciencia es un proceso social. No debe actuar sin tomar en cuenta su entorno inmediato y las problemáticas que lo aquejan. Los investigadores no deben estar desconectados de su realidad. Tampoco puede aseverar que sus “productos” serán utilizados para el bien, debe haber un análisis y discusión previas para su impacto. No puede haber ciencia sin responsabilidad [2, 8, 12].

  • La ciencia debe divulgarse al público general. La idea de la ciencia como una caja negra que produce milagros debe desaparecer. Tiene que fomentarse el diálogo entre los investigadores y la sociedad.

  • Modificar las métricas bibliométricas. Las métricas actuales penalizan a los investigadores y pueden ser manipuladas [14].

  • Mejorar las condiciones de trabajo. Como mencioné al inicio, es un trabajo a veces inhumano, pero no tiene por qué ser así. Los investigadores son seres humanos al final de cuentas [2].

  • Se debe eliminar la brecha entre hombres y mujeres en la ciencia. Basta con ver la relación entre hombres y mujeres en cualquier área para notar la diferencia [2].

El camino es largo, pero no hay que desanimarse. Existen organizaciones e instituciones en todo el mundo tratando de hacer un cambio: The Slow Science Academy en Alemania, Asociación Colombina de Facultades de Ciencias en Colombia, Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal (Redalyc) y Latindex con sedes en México, Science Open con sedes en Estados Unidos, Berlín y Budapest; Center for Open Science en Estados Unidos y muchas mas.

Esto no significa que todas las publicaciones científicas actuales sean de mala calidad o que la ciencia esté estancada; al contrario, en las últimas décadas ha habido un desarrollo científico increíble. Un ejemplo reciente es el boom de la inteligencia artificial con los populares modelos de lenguaje natural (e.g. ChatGPT). Aún así, es un hecho que la ciencia rápida favorece malas prácticas y privatiza el conocimiento mientras lo monetiza al extremo en una economía donde la competencia y publicación desmedida es premiada con métricas perjudiciales para los investigadores a costa del desarrollo científico. Esto ha sido tan sólo un acercamiento a la punta del iceberg, pero espero haya podido poner en perspectiva la situación de la ciencia y la necesidad de hacer un cambio. Recordemos el refrán “Más vale paso que dure que trote que canse”. La ciencia no es una carrera, no hay ganadores ni perdedores; la colaboración es la base y el resultado, patrimonio de la humanidad.

Bibliografía

[1] Antonio Lafuente. “Slow Science ¿desmovilizar la ciencia?”, (Feb. 10, 2017). [Video de Youtube]. Available: https://www.youtube.com/watch?v=HzN6fMuBhlA

[2] Asociación Colombiana de Facultades de Ciencias, “Slow Science Manifesto.” 2023. Available: https://acofacien.org/images/files/BIBLIOTECA/Poliiticas_educacion_superior/SLOW%20SCIENCE%20MANIFESTO.pdf

[3] J.-F. Lutz, “Slow science,” Nature Chem, vol. 4, no. 8, Art. no. 8, Aug. 2012, doi: 10.1038/nchem.1415.

[4] C. Maldonado, “Paper mata libro, ¿seguro?” Elementos. Ciencia y Cultura, vol. 85, pp. 15–20, Jun. 2012.

[5] C. Maldonado, “De la ciencia lenta al pensar: el horizonte de la sabiduría from slow science to thinking. The reaches of knowledge,” Revista Thélos, vol. 1, no. 12, pp. 18–37, Jan. 2021.

[6] E. Aibar Puentes, “La transformación neoliberal de la ciencia: el caso de las Humanidades Digitales,” Artefactos, vol. 7, no. 1, p. 13, Apr. 2018, doi: 10.14201/art2018711328.

[7] P. D. B. Parolo, R. K. Pan, R. Ghosh, B. A. Huberman, K. Kaski, and S. Fortunato, “Attention decay in science,” Journal of Informetrics, vol. 9, no. 4, pp. 734–745, Oct. 2015, doi: 10.1016/j.joi.2015.07.006.

[8] L. Olivé and R. P. Tamayo, Temas de ética y epistemología de la ciencia. Fondo de Cultura Económica, 2012.

[9] U. Frith, “Fast Lane to Slow Science,” Trends in Cognitive Sciences, vol. 24, no. 1, pp. 1–2, Jan. 2020, doi: 10.1016/j.tics.2019.10.007.

[10] R. Van Noorden, “More than 10,000 research papers were retracted in 2023 — a new record,” Nature, vol. 624, no. 7992, Art. no. 7992, Dec. 2023, doi: 10.1038/d41586-023-03974-8.

[11] H. E. Plesser, “Reproducibility vs. Replicability: A Brief History of a Confused Terminology,” Frontiers in Neuroinformatics, vol. 11, 2018, Accessed: Feb. 11, 2024. [Online]. Available: https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fninf.2017.00076

[12] I. Stenger, “A plea for slow science,” Vrije Universiteit Brussel, Dec. 13, 2011.

[13] Redalyc and AmeliCA, “Manifiesto sobre la Ciencia como Bien Público Global: Acceso Abierto No Comercial,” Toluca, México, Oct. 2023. Accessed: Jan. 21, 2024. [Online]. Available: https://globaldiamantoa.org/manifiesto/

[14] J. Wilsdon et al., The Metric Tide: Report of the Independent Review of the Role of Metrics in Research Assessment and Management. 2015. doi: 10.13140/RG.2.1.4929.1363.


  1. Desgaste físico, mental y emocional; derivado del estrés laboral. Su traducción podría ser quemado por el trabajo. Wikipedia ↩︎

  2. Presión por publicar en la academia por sobre encima de todo. Wikipedia ↩︎

  3. La bibliometría es el análisis matemático-estadístico de obras de carácter científico y de sus autores para comprender la producción científica. Para más información recomiendo leer “Bibliometría ¿para qué?" ↩︎

  4. “Teoría política y económica que tiende a reducir al mínimo la intervención del Estado” - RAE; facilitando la competencia en todos los ámbitos posibles. Wikipedia ↩︎

  5. Empresa que se dedica a la producción y publicación desmedida de trabajos científicos de dudosa calidad. Wikipedia ↩︎